El Ikea de Japón

Necesitaba comprar una mesa para el salón de casa, que fuera sencilla y rápida de montar, y además que no fuera cara, de manera que cuando me vaya la pueda regalar o tirar. En Ikea, hay mesas que cumplen estos requisitos por unos 15€ y decidí que merecía la pena ir a por una a uno de estos hormigueros centros comerciales que ya conocía en España.

La primera impresión, la verdad, es que Ikea en Tokyo, está a tomar por saco. Hay dos, uno en Chiba (a medio camino entre el Aeropuerto de Narita y Tokyo, aunque más cerca de la ciudad y al lado del centro de exposiciones donde se celebró el último Tokyo Game Show) y otro en Yokohama. Ya que vivo cerca de Shibuya, en la parte Sur-Oeste de Tokyo, elegí el de Yokohama, que en teoría, me pilla más cerca. Después de dos trasbordos, llegué a Ikea, en total, unos 45 minutos de viaje, contando el tiempo del autobús. Para llegar allí hay que ir a la estación de Shin-Yokohama (la ‘nueva’ Yokohama), que además de estar en obras es bastante grande porque paran muchos Shinkansen (tren bala), y salir de ella hacia la zona donde están los taxis. Tras cruzarla, un autobús-lanzadera te lleva gratuitamente a la tienda.

Ikea de Yokohama

Una vez llegué allí, no parecía haber mucha gente, como parece en la foto… pero nada más lejos de la realidad. Fue entrar en la tienda, y absolutamente todo, era idéntico al Ikea que yo conocía. Cuando digo todo, lo digo en el sentido literal de la palabra. Si no fuera porque el precio de las cosas estaba en Yen en lugar de Euros y porque había algunos carteles en katakana, podría cerrar los ojos y imaginarme que he cruzado la puerta dokodemo de Doraemon y estoy en España – Esa puerta es uno de los inventos del gato cósmico que te permite teletransportarte instantáneamente a cualquier lugar. Tenía la misma ansiedad, estaba todo petado de gente, sencillamente lo mismo. Incluso los atajos en la tienda, que me he aprendido tras varios años de experiencia, estaban en el mismo lugar! En la foto de abajo de los nipones esperando a pagar en caja.

Nipones en Ikea

Como punto negativo, tengo que enviar lo que compré, y además de ser caro y de no garantizarme un margen de horas a la que van a traer las cosas a casa, tardan casi una semana en hacerme entrega de mis compras, ya pagadas. Tengo que esperar a que me llamen al móvil y dar un ‘salto’ a casa para recibir el paquete, y volver a la oficina corriendo. Desde luego, no siempre se tiene un ‘servicio perfecto’ en Japón. Junto a lo que están tardando en instalarme internet en casa, cada vez pienso más que en todas partes cuecen habas… :?

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5 comentarios

  1. Vengo del otro post, y es que sus quejáis de vicio ¿Y esa sensación de estar en casa? Alguna ventaja tenía que traer la puñetera globalización.

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