Mi primer día en Japón

Hoy es mi cumpleaños, y con eso de cumplir años a uno le da siempre por mirar atrás y rememorar todo lo que ha vivido antes. En el blog de Amaya, he encontrado un post en donde cuenta cómo fue su primer día en Japón, y pensé que sería interesante contar el mío en mi blog, también.

Fue un día 4 de Julio de 1999, cuando fui a Japón por primera vez. Fue después de varios años de fiebre por el manga y el anime, que empezó en el 93 y que podría decir acabó en el 99, después de esta primera visita. Durante esos años, mi interés con Japón estaba limitado a esas aficiones. En ellas, aprendí lo básico sobre costumbres y cultura japonesas… el tatami, los matsuris de Verano, la ceremonia del té, algunas palabras básicas como Oyasumi (buenas noches) o Konnichiha (hola). También conocí algunos amigos japoneses residentes en Madrid o nacidos en mi ciudad, de padres japoneses, a través de los cuales también conocí muchas otras cosas (videojuegos, o la propia forma de ser de los japoneses). Es por todas estas razones que cuando fui a Japón por primera vez, ya sabía lo que me iba a encontrar… o eso pensaba yo. Encontré justo lo que esperaba, pero para mi sorpresa, me gustó mucho más de lo esperado (que no era poco). Tras el primer día que pasé en Tokio, tuve muy claro que en el futuro quería pasar más tiempo ahí… intentar trabajar, o intentar aprender más del idioma, de esa gente que conocí allí, de esa cultura.

Viajé allí con uno de mis mejores amigos de hace muchos años, y una compañera de clase en la Universidad. Los tres llegamos a Narita bastante cansados tras un largo viaje con Lufthansa. Nos tocó en la parte de atrás del avión en el tramo largo, justo delante de la última ‘pared’ o columna, y al no estar acostumbrado como estoy ahora a pasar tantas horas en un Avión no fue muy cómodo. Cuando llegamos estaba muy cansado, pero todo ese cansancio desapareció de repente en cuanto puse un pie fuera de ese Boeing 747-400 y empecé a mirar a mi alrededor; Algo que puedo comprobar en todos los que visitan Japón por primera vez, es que es agotador mentalmente hablando. La ciudad, los neones, los trenes, la gente… el olor… Japón tiene un olor, como a humedad (en mi opinión) que es diferente del que se nota en España. Es habitual en Asia, lo he olido en otros países pero el de Japón me parece más distintivo y fuerte. Esa fue mi primera impresión en Narita. Tras hacer cola en inmigración y salir, una amiga japonesa que había conocido por Internet fue a recibirnos y llevarnos a Tokio, usando la línea Keisei, que es la más barata entre todas las que van a Narita. Hoy en día me se esa línea de memoria porque la he recorrido entera decenas de veces pero aquel día obviamente no preveía eso – al llegar a Tokio, cambiamos en la estación de Aoto y de ahí a Asakusa, en donde estaba nuestro hotel. Un hostal-albergue llamado Sky Court Asakusa que en realidad es un hotel pero tiene calificación de hostal, lo que le permite tener unos precios más baratos de lo habitual. El viaje en tren hasta ahí, fue sencillamente alucinante, simplemente por la gente que subía. Escolares marineras como la que había visto en el anime, Salary man como los que había visto en las películas japonesas, estaciones con sonidos como las que había jugado en el Densha de Go!… todo era algo que ya conocía, pero no podía cerrar dejar de observarlo, como si fuera la primera vez que lo veía. Los sonidos, más de ese olor, los campos de arroz que se veían desde el tren, y en general, el ambiente de Verano en Japón, llenaban mis sentidos. Había estado antes en otros países europeos, pero en Asia era mi primera vez… era la primera vez que me iba realmente lejos de casa y todo era tan diferente. Supongo que más que por ser Japón, mi impresión era más fuerte por esa particularidad… mi falta de experiencia hacía que mi ilusión se acrecentara.

Tras descansar un poco en el hotel, nos fuimos a Akihabara, en donde mi amigo se compró su primera cámara digital, una Sony Mavica de 1Mpx que guardaba las fotos en discos de 3,5 pulgadas de los de toda la vida en aquella época, cuando las tarjetas de memoria no existían o eran simplemente demasiado caras. Obviamente, en Akihabara lo flipé bastante. Pasamos allí el día y puedo recordar los edificios que visitamos. Akihabara en 1999 molaba mucho más que Akihabara hoy en día, la verdad. No había maids, pero si había más tiendas pequeñas, más tiendas de segunda mano, tiendas de componentes electrónicos… las grandes superficies como Laox estaban ahí, en el mismo lugar en donde están hoy en día, pero había los rascacielos o el enorme Yodobashi Camera que hay hoy en día.

Así, pasé el día absorbiendo todo lo que pasaba a mi alrededor. Llevaba unas 30 horas sin dormir pero no me sentía cansado. Por la noche, al volver al hotel, cenamos en un Denny’s y volvimos al hotel. De ahí salí fuera y al volver me perdí por las calles de Asakusa. Había muchos homeless tirados en el suelo, con mantas, cerca del templo, que intenté utilizar como punto de referencia. Aunque soy bueno con estas cosas, no pude evitar perderme totalmente pero lo más curioso es que me daba exactamente igual… iba paseando por las calles, intentando buscar lugares que me sonara de haber visto antes. Paseaba con una sonrisa en la boca, y a pesar del ambiente lugubre de muchas calles, no tenía ningún temor. Estaba disfrutando el momento.

Cansado de buscar, pregunté a un taxista en un macarrónico inglés por el hotel. Me contestó algo en japonés que obviamente no entendí, y hacía el gesto como de conducir. Yo le decía que no quería conducir, que sólo quería saber cómo llegar, con una tarjeta del hotel en la mano. No había nadie más a los que preguntar. Cansado de intentar entenderme con el taxista, me subí y le pedí que me llevara. El taxista cerró la puerta del taxi, una de las primeras veces que vi que en Japón los taxis abren y cierran las puertas solas aunque tengan aspecto de coche de los años 70, y empezó a andar. Menos de un minuto después, llegó a la puerta del hotel… estaba justo detrás del edificio del hotel, pero yo no lo sabía. Me cobró 700 yen, que es el mínimo a cobrar con un trayecto de menos de 2 Km. Me sentí como un estúpido, pero pagué sin decir nada. Después de todo, me daba igual. Era simplemente feliz.

Recuerdo que esa noche hablando con mi amigo, tumbado en la cama de al lado, le dije: «Creo que me va a gustar este país». Los dos nos reímos con eso, y me quedé dormido en cuestión de segundos. Estaba agotado no sólo físicamente, sino también mentalmente, por el esfuerzo que había hecho para poder asimilar todo lo que me rodeaba… todo fue nuevo, diferente, curioso… y todo me gustó. Supongo que soy un flipado de Japón, como se suele decir, pero no me importa lo que piensen los demás. Aunque me encanta viajar (Hong Kong también me enamoró, y pronto iré a muchos países que tengo ganas de visitar y hasta ahora no he podido ver en persona) tengo muy claro que España es mi primer país, y Japón, el segundo. Son mis dos países, y el resto, lugares que me pueden encantar también, que quiero visitar, pero que no serán como mi país natal y mi país de acogida desde aquel cuatro de Julio de 1999.

¿Conoces mi canal de paseos por Japón?

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33 comentarios

  1. Pasar una larga temporada por allí me llenaría muchisimo, pero la familia es la familia, con sus pros y sus contras.
    Enhorabuena por abrirte paso en ese fantástico y difícil país.

  2. Lo cuentas como si fuera la descripción de un sueño. Ahora ese sueño se ha cumplido, intenta seguir disfrutándolo en el día a día, aunque a veces las condiciones no sean las mejores.

    • @Luis ya sabes la otra entrada «ten cuidado con lo que deseas porque lo podrías conseguir» – ánimo tu con tu sueño. No tengo dudas de que lo conseguirás.

  3. ¡Feliz cumpleaños gato! Menuda memoria de elefante, ¿no? Yo no me acuerdo de tantos detalles de mi primer día en Japón, pero doy fe de tus impresiones y sensaciones… para mí fue igual.
    Y felicidades también por haber cumplido tus sueños… no mucha gente puede decir eso.

    • @ Momijisan cuando algo impresiona se te queda para siempre. Ese día no lo puedo olvidar.

  4. Realmente, yo también tengo un recuerdo similar, aunque se diferencia en que cuando estuve en septiembre del año pasado ya sabía bien lo que me iba a encontrar. Pero desde luego se la sensación que describes, sobre todo frase del final de -“Creo que me va a gustar este país”. Yo fui a descubrir Tokyo en primera persona, pero no planteaba volver 100%.

    Finalmente y al volver a España supe que algo de mi se había quedado en ese país.

    Gracias por compartir tus experiencias con nosotros

    • @Ibon muy buena la foto en el puente a la izquierda de la estación de Iidabashi, el Instituto Cervantes está muy cerca de ahí. Hay un Starbucks con muros de cristal que dan a ese río y estación, con buenas vistas

    • @ Irukina Pronto estaré de vuelta en Tokio, así que nos veremos por allí pronto para tomar un café o lo que sea. Me alegro de que te haya gustado

  5. Como siempre un texto muy interesante con fotos maravillosas, pero esta vez, por la memoria tan personal, me gustó aún más! Muchas gracias!

  6. Feliz cumpleaños. Gracias por compartir esa experiencia. Realmente me has transmitido la sensación que debe ser llegar allá por 1a vez. Es parecido a como imagino que sería para mi.

    Lo que más me gusto del post es que mencionas algo que en ningún otro lado había leido: el olor. Para mí es algo importante que tiene una gran infuencia en lo que se vive. Además no se puede compartir más que con palabras. No sé por que nadie más le presta atención a eso.

    gracias por escribir. Suerte.

    • @rafar siempre que voy a un país por primera vez me llama la atención el olor de ese lugar. Cada país tiene un olor diferente

  7. Mi primer día en Japón también fue memorable. Creo que voy a seguir el ejemplo y explicarlo en mi blog. El olor de los sitios si es algo peculiar, de hecho entre mi Andalucía de origen y mi Barcelona de residencia ya puedo notarlo, así que al llegar a Japón (también fue mi primera experiencia fuera de Europa) ni te cuento. En interiores de espacios públicos, como aeropuertos o edificios de oficinas, predomina un cierto olor a limpieza aséptica de producto químico que me llamó mucho la atención. Llegué a Tokyo sin salir al exterior, al estar la estación del Narita Express dentro del aeropuerto, y una vez en la calle de nuevo el «impacto» olfativo. En fin, por no alargarlo demasiado dejo el comentario aquí y el resto me lo reservo para un nuevo post.
    Saludos

  8. Yo también recuerdo mis primeras impresiones de cuando llegué a HK, como que no acababa de creérmelo. Un viaje de tantos kilómetros desde Tenerife y luego estaba allí como si tal cosa, con tantos letreros, gente, esos edificios tan altos… Cuando vuelvo después de un viaje es como si lo reviviese.

    • @Javier I. Sampedro a mi me pasa lo mismo, cada vez que vuelvo lo recuerdo, ese día. Eso pasa cuando realmente te gusta a donde acabas de volver

  9. Querido gato:
    No tengo el gusto de conocerte en persona pero debes saber que me encanta leer tu blog.
    Leo tus historias y muchas veces las siento como vivencias propias. Yo tambien llegue a japon «enamorada» de este pais. Vivir en japon es tambien para mi, un sueno hecho realidad. Un sueno que disfruto dia a dia, igual como lo debes estar haciendo tu…
    Un saludo!

  10. Te felicito por el blog, al contrario de otros que hay sobre residentes en Japón (que yo haya visto) este es más profundo al ahondar tanto en las características del país, su sociedad, sus particularidades, prejuicios instalados en occidente, etc… como en las sensaciones que despierta en el visitante (en este caso vos mismo xD)

    Es uno de los pocos blogs que habla de esa manera, muchos otros son datos que ya sabemos y se pueden encontrar en cualquier enciclopedia, lo importante de éste es mostrarnos la experiencia que se vive allí, las sensaciones y emociones que despiertan ciertos lugares/personas/costumbres en la mente de un occidental enamorado de aquel país pero con toda la cosmovisión de occidente encima.

    Así que eso… te felicito y gracias por transportarnos, no solo con datos sino con emociones, a aquel lejano y misterioso país.

  11. Cada vez que leo este post se me sale alguna lagrima sin saberlo, tengo la sensación que el día en que podre poner pies en Japón, será como la primera vez que te hacen un regalo, como un primer beso , algo que emociona y que está me haría llorar de emoción el ver esas cosas que solamente he podido imaginar ver a través de documentales o animes.
    Esas cosas pequeñas, como casas,campos de arroz, baños termales, bosques, humedad, son las cosas que aprecio de Japón, mucho más que la tecnologia, el manga o los doramas.

  12. Yo tengo 13 años y llevo desde muy chiquita con ganas de ir a Japón,es que me encanta toda su cultura..Por cierto, tu blog esta muy bien

  13. Me has hecho revivir mi visita a Japón. Me has hecho volver a oler sus calles, oir a sus gentes y ver esos arrozales.hace ya 2 años de mi viaje y el otro día me sorprendí suspirando y pensando si podría volver a uno de los países más acogedores que he conocido. Simplemente me encantó.W

    • @Ai amano y por qué no vas a poder volver? La vida da muchas vueltas, y si te gustó, seguro que vuelves algún día. Yo tengo claro que viva donde viva siempre volveré a este país, es mi segunda tierra y aunque visite muchos otros países por todo el planeta España y Japón siempre guardarán un lugar preferente en mi corazón

  14. Ahora las experiencias pueden cambiar un poco, es decir cada vez se van volviendo mejores:

    1.- Vuelos mas economicos.

    2.- El telefono es la camara, con mas megapixeles y mejores lentes y varios GB y pueden postearse en internet en el momento en que se toman.

    3.- El telefono es ademas un gps, con lo que ya no hay excusa de perderse ni de no saber que bus o metro tomar (con programas como Ametro o Google maps). Yo cuando viajo en metro y salgo a la superficie suelo no tener idea de donde esta el norte o el sur o a donde esta x o y edificio, con maps solo camino unos pasos y ya corrijo mi ruta y cambio a la direccion que debo, es excelente. Aunque no esta de mas perderse de vez en cuanto para saber cuanto uno no conoce y para ir conociendo de memoria y no por mapas.

    Aunque claro, la experiencia de vivir ahi, de hablar con la gente durante mas tiempo te da un nivel de compresion que no lo tiene cualquiera y menos los recien llegados.

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