Así es el sistema sanitario japonés

Tras casi once años en Japón, he tenido oportunidad de utilizar el sistema sanitario público y privado japonés en muchas ocasiones. Por esa razón, creo que puedo compararlo con el español en varios aspectos. Eso es lo que voy a hacer en este artículo, aunque ya adelanto que yo no soy un especialista ni profesional en este tipo de cosas; Este artículo se va a limitar a contar mi experiencia, tanto los lados positivos como los lados negativos, que he tenido a lo largo de todos estos años aquí en Japón, y también en España. ¿Has utilizado tú también hospitales y clínicas en Japón y tu experiencia ha sido diferente? – pues me alegro mucho, te invito a compartirlo en los comentarios de este artículo si te apetece.

Clínica en Kitami, Hokkaido, Japón
Clínica en Kitami, Hokkaido, Japón.

Lo primero que hay que comprender el sistema sanitario japonés, es cómo funciona el seguro sanitario. Al ser residente aquí, puedes solicitar la inscripción en lo que en España llamaríamos Seguridad Social. Se hace en el ayuntamiento de tu «ku», barrio o ciudad donde estés empadronado, y te dan una tarjeta que suele ser de papel, con un logo, tus datos y un número. Esta tarjeta es la que se entrega luego en clínicas y hospitales, y te da derecho a tener una subvención del 70% de tus gastos médicos. Aquí es donde tenemos la primera diferencia importante.

Efectivamente, en Japón se suele pasar por caja en todas las clínicas y hospitales

Tener este seguro y pagar el 30% suele ser lo habitual para la mayoría de personas. Vas a un clínica, te registras, te ve un especialista, y al terminar te recetan medicinas si hace falta (más sobre esto en unos cuantos párrafos). Al salir, esperas un rato en frente de una ventanilla, y cuando te llaman vas y dan un papel con lo que tienes que pagar.

Factura en una clínica japonesa
Factura en una clínica japonesa (una otorrinolaringología), poco más de 10€ al cambio de julio de 2022.

Generalmente, los costes no son muy elevados. En la inmensa mayoría de veces, he acabado pagando menos de 2000 yen (unos 17€ al cambio de hoy), aunque en alguna que otra ocasión cuando he tenido que hacerme pruebas más caras como una resonancia magnética además de analíticas de sangre, sí que he llegado a pagar unos 10.000 yen. Pero esos fueron unos casos bastante excepcionales, incluso cuando me han hecho radiografías o alguna otra prueba, no he tenido que pagar más de 2000 o 3000 yen como mucho.

El pago se suele hacer en efectivo aunque en algunos lados aceptan tarjeta de crédito. Pero no es lo habitual. Aunque la situación ha mejorado mucho en cuanto a los lugares en los que se puede pagar con tarjeta de crédito o débito en Japón, incluyendo la que tengas registrada en tu smartphone, aún hay muchas clínicas en donde sólo se puede pagar en efectivo. Al menos, repito, en mi experiencia, así ha sido.

Las primeras veces se me hacía muy extraño pasar por caja, o hacer cola para pagar una factura médica, ya que en España jamás había pagado en ningún hospital o clínica. Nunca utilicé servicios de salud privados en España en mi niñez, adolescencia o en el comienzo de mi vida profesional. En Japón pagarás ese 30%, pero tienes la opción de contratar un seguro médico privado que reduce o elimina ese 30% también. También es posible que tu empresa se haga cargo de ese coste si tienes un buen trabajo en donde tratan especialmente bien a sus empleados

La atención primaria está cubierta por una enorme red de pequeñas clínicas especializadas

Otra de las grandes diferencias radica en la atención primaria. En España, si quieres ver a un especialista en un hospital, lo que hay que hacer es ir a un ambulatorio, en donde te ve tu médico de familia o cabecera. En función del resultado de esa visita, te derivan a un especialista en algún hospital. Este es el modelo sanitario Beveridge, se utiliza en varios países de Europa, y el de Japón es similar, aunque con importantes diferencias.

En Japón, este papel lo hacen pequeñas clínicas, generalmente (aunque no siempre) situadas alrededor de grandes estaciones de tren en Tokio. Al salir de cada gran estación de tren, es fácil ver todo tipo de carteles de todo tipo de clínicas; psiquiátricas, ginecólogos, dentistas, dermatólogos, quiroprácticos, oftalmologías… si no tienes una buena salud sin complicaciones, probablemente aprenderás todas estas palabras en japonés más pronto que tarde. Uno va a una de estas clínicas, y lo primero que te piden es rellenar un formulario, que generalmente está disponible sólo en japonés, y que además, tiene un montón de kanjis de enfermedades, bastante complicados. Te preguntan primero tu dirección y teléfono, nombre etc – datos de contacto. Luego te preguntan si tienes alguna alergia, si fumas o bebes, etc. Luego, te preguntan por qué vas ahí, dónde te duele, etc – por eso te recomiendo que antes de ir, aprendas a decir lo que te pasa con calma, mirando en un diccionario o preguntando a alguien. Toma notas en tu smartphone, porque eso te facilitará luego la vida a la hora de escribirlo. Al menos, esto es lo que yo hago. Alguna vez, he visto que tienen estos formularios en inglés en alguna clínica de Tokio. Pero en la mayoría de clínicas a las que he ido no me los han ofrecido. Supongo que, quizás, en clínicas de zonas de Tokio en donde hay muchos residentes extranjeros como Roppongi, quizás tengan algún formulario en inglés, pero no cuentes con ello.

Esperando mi turno en una oftalmología
Esperando mi turno en una oftalmología en Kitami, Hokkaido, Japón.

Una vez que entregas el formulario, te hacen esperar un rato en una sala con unas cuantas personas más, y al rato te llaman a ventanilla para darte una tarjeta con tu número de usuario del centro. Te va a dar una tarjeta de estas, diferente, en cada clínica a la que vayas. Yo ya no sé ni cuántas tengo, pero pueden ser más de 30 fácilmente. A menudo, si tengo que volver a una clínica, no la encuentro. He ido sin ella, y generalmente dando mi nombre me encuentran y no hay problema. La tarjeta sólo vale para agilizar ese paso y no tener que registrarte de nuevo. Además, mi nombre es tan… diferente en comparación con los japoneses, y tan largo (con nombre compuesto y dos apellidos) que generalmente es fácil de encontrar en sus bases de datos.

Formulario que hay que rellenar en cada clínica en Japón
Formulario que hay que rellenar en cada clínica en Japón. En todas te harán preguntas similares y en todas te darán una tarjeta de registro.

La razón por la que ocurre esto es porque cada clínica es diferente, y por lo tanto, no tienen conexión de datos, ni hay planes de tenerlos. En España una vez que tienes tu número de Seguridad Social, todo lo que hay registrado ahí, está disponible en los ordenadores de todos los ambulatorios, de todos los hospitales públicos, etc. Sólo tienes que dar datos de nuevo si utilizas clínicas privadas.

Esperando en el otorrinolaringólogo en Japón
Esperando en el otorrinolaringólogo en Japón.

Después de la clínica, te recomiendan en un hospital grande

Si la clínica a la que has ido y te atiende no tiene capacidad para investigar más o solucionar tu problema, te derivarán a un hospital más grande. Suelen dar una carta de recomendación. Es una carta que, por alguna razón que no comprendo, te piden que no abras. Tuve mucha curiosidad por saber qué hay escrito en ella, pero por la razón que sea, te piden que no la abras y la entregues tal cual en la ventanilla del hospital en el que te citan unos días después.

Esa carta tan misteriosa se la quedan en la ventanilla en donde, de nuevo, tienes que pasar por todo el proceso de registro, tarjeta etc etc – y después te hacen esperar en otra sala y te atiende un especialista de ese hospital.

… y aquí es en donde encuentro una de las grandes y enormes ventajas del sistema sanitario japonés sobre el español. No te hacen esperar meses para ver a un especialista. Hace unos cuantos años en España tampoco era así, pero hoy en día la calidad del sistema sanitario español en cuanto a consultar lo que te pasa con un especialista es terrible. Por ejemplo, yo he pedido cita con un oculista, y me daban cita para seis meses después en Getafe, al sur de Madrid. Cuando vi la cita le pregunté seriamente a mi médico de cabecera si se trataba de un error, porque no podía creer que me hicieran esperar medio año para ver a un oculista. Ella me explicó que lamentablemente no era un error, y que lo que podía hacer era cambiar la cita a cualquier otro hospital de la Comunidad de Madrid en el que me pudieran atender antes. Eso fue lo que hice… desde una web, pude pedir cita para dentro de dos semanas en un hospital de Tres Cantos, a más de 60 Km de mi casa (120 Km ida y vuelta). Me consta que muchos conocidos y familiares están teniendo también el mismo problema para conseguir citas no ya pronto, sino incluso en el mismo año en el que hacen falta. No sé la razón de todo esto, si hay pocos médicos, si el sistema está saturado, ni sé lo que se está haciendo o dejando de hacer para evitar este problema, pero ahora mismo en España, si dependes de la sanidad pública para ver a un especialista, básicamente, estás bastante jodido/a. La única solución es darte de alta en algún seguro médico privado e ir a una clínica en donde te puedan ver antes. Sólo si tienes dinero vas a poder adelantar esa consulta médica. Esto me parece realmente terrible. Lo digo, además, desde una familia en la que mi madre ha sido personal médico durante más de 40 años. En el hospital donde trabajó me conocen como si yo trabajara ahí, y he visto desde dentro cómo se trabaja. Son todos grandes profesionales. Pero para llegar ahí, el único camino es ir de urgencias, algo que obviamente se debería evitar si no fuera realmente necesario, pero ante la expectativa de esperar hasta el año que viene para que te puedas sentar con un médico a ver que te pasa, entiendo que haya personas que opten por esa vía.

En Japón, puedes ver a un especialista en cuestión de 1 o 2 semanas como mucho, en función de lo que te pase y dónde vivas, pero es algo trivial. Clínica pequeña, en donde quizás no te deriven para ir a ver a un especialista si consiguen saber qué te pasa y no es grave, u hospital a la semana siguiente para más.

Esperando mi turno para entrar, como si fuera una pescadería.
Esperando mi turno para entrar, como si fuera una pescadería. En cualquier caso no tiene mucho sentido porque te llaman por tu nombre completo, a viva voz o por megafonía, en la sala en donde todos esperan.

Hace años, pensaba que si algún día me pasara algo grave, que me tuviera ingresado en un hospital muchos días, preferiría volar a España para hacerlo allí. Ahora pienso al contrario. Si me pasa algo, creo que voy a estar mejor atendido en Japón, y si parece que voy a estar mucho tiempo ingresado, entonces me haría con un seguro médico privado añadido que se hiciera cargo de ese 30%.

Dicho esto, reitero que el equipo humano que se hace cargo de mi salud y la de mi familia, empezando por mi médico de familia, es excelente. Amables, atentos, realmente se preocupan… mi médico de cabecera ha llegado a llamarme por la noche simplemente para añadir más información a la que me dio cuando nos vimos en persona. No tenía por qué, pero después de vernos y después de atender a 50 personas más, en su tiempo libre, investigó más el tema que tratamos y me llamó para contarme más cosas. Me dejó muy gratamente sorprendido, y se lo agradecí muchísimo. Porque precisamente por mi familia, sé lo duro que es ese trabajo. En Japón, sin embargo, he visto un poco de todo. Hay muchos médicos muy mayores, a los que me costaba un mundo comprender lo que decían. Primero, porque a menudo intentaba decir palabras en inglés, a pesar de que yo me explicaba sólo en japonés. Entiendo su punto de vista, pero hace que todo sea realmente muy complicado, sobre todo cuando su inglés es mucho peor que mi japonés. Segundo, porque en varias ocasiones he tenido la sensación de máquina expendedora, es decir, entro, hablo 3 minutos y antes de que pueda haber terminado ya me está recentando algo e invitándome a salir. En una de estas ocasiones salí bastante deprimido de la clínica porque sentía que mi japonés era una mierda, y que lo único que quería ese señor era deshacerse de mí lo antes posible. Probablemente tenía 70 años, y sentí que sabía muy bien de lo que hablaba, no pensé nunca que no fuera profesional, pero sí que sentí una clara falta de empatía y, simplemente, toque humano o preocuparte por esa persona que viene a ti a pedirte ayuda por un problema de salud. En otras ocasiones en Japón, sin embargo, me ha tocado un doctor o doctora (en ambos casos) especialmente amable, muy empático/a, cuyo japonés podía entender perfectamente, con el que llegué incluso a bromear. Se notaba que disfrutan su trabajo. La atención fue inmejorable. No ha sido siempre así, pero en general he conectado mucho mejor con profesionales jóvenes, más jóvenes que yo.

En cualquier caso, si no te manejas bien en japonés, obviamente intenta ir acompañado con un familiar o amigo, o busca un lugar en donde sepas que te van a poder atender en inglés.

Las medicinas nunca te las dan en cajas

Este detalle es otro de los que me ha llamado la atención. En Japón, cuando terminas de ver a un especialista y te recetan una medicina, te dan un papel que te permite comprarla mucho más barato (igual que antes en España, aunque ahora es simplemente registrarlo en el ordenador). Siempre hay una farmacia cerca de la clínica a la que has ido, generalmente al lado. Tienen el negocio montado así… clínica + farmacia. Parecen negocios separados, pero no me sorprendería nada que hubiera algún tipo de relación comercial. En cualquier caso, vas con ese papel a la farmacia, y ahí te darán la medicina que te han recetado. Pero no te la darán en su caja, como en España. Te la darán en un sobre, sólo la que necesitas. Si por ejemplo te recetan un analgésico para una semana, te van a dar el número de pastillas para tomar cada día, hasta el día que termina el tratamiento recetado, en un sobre con tu nombre. No te dan el papel de instrucciones de la medicina, pero sí que te explican con todo detalle cómo utilizarla en la farmacia. Se preocupan de que comprendas bien cómo se toma o aplica cada medicina, cuántas veces al día se toma, qué hacer si te olvidas o tomas demasiado, etc. Esa explicación en persona, cubre la función del papel que en España te dan con la caja de cada medicina, de la que luego te suele sobrar.

Medicinas compradas en la farmacia al lado de la clínica
Medicinas compradas en la farmacia al lado de la clínica. Nunca te las dan en caja. Siempre en un sobre con tu nombre y sólo la dosis que el médico receta. Te explican perfectamente cómo se utilizan y cuándo tomarlas.

Por esta razón, en España todas las familias solemos tener una caja con todo tipo de medicinas, de lo que ha sobrado de tratamientos anteriores, a veces con más de una medicina caducada. A mí me ocurre a menudo. Si no está caducada, es habitual volver a utilizarla si te pasa lo mismo y si te fue bien antes, incluso si son medicinas que requieren receta. Aunque no se debería hacer esto, sí que reconozco haberlo hecho alguna vez. En Japón no existe esta posibilidad, porque una vez que terminas el tratamiento, no te suele quedar nada de esa medicina (si haces lo que te han dicho que hagas).

Conclusión: Son sistemas diferentes con sus ventajas y desventajas

Tras usar ambos, pienso que tanto el sistema sanitario japonés como el español tienen sus puntos buenos y sus puntos malos. En Japón hay una falta de interconexión y digitalización brutal, pero en España actualmente hay muchos problemas para conseguir ver un especialista más allá de tu médico de familia en el ambulatorio. Hay auténtico desamparo en este sentido, y esto es algo que hace unos 15 o 20 años no tenía la impresión de que estuviera ocurriendo. Quizás este punto mejora en el futuro, pero todo parece indicar que no va a ser así, y menos ahora con la crisis sanitaria que ha causado la pandemia de Covid y que ha tenido todo el sistema sanitario español bajo una presión también brutal, durante demasiado tiempo, especialmente teniendo en cuenta que ya no daban más de sí antes de la pandemia. Es para darles un premio, de verdad. En Japón, no ha habido tantos casos como en España, y tampoco tenían un sistema tan sobrecargado como el español. A parte de algunas noticias de falta de camas en algunos hospitales de Tokio durante algunos meses del año 2021, no he escuchado grandes problemas, aunque eso no quiere decir que no hayan existido. Pero no me parece que la situación haya sido tan dramática como ha sido en España, en donde hay personas que no pudieron ser atendidas en un hospital y murieron en casa. Algún caso así he escuchado en noticias de Japón, pero no parecía algo generalizado ni extendido.

Esperando en el otorrinolaringólogo
Esperando en el otorrinolaringólogo en Japón.

Espero que este artículo te haya dado un punto de vista sobre cómo es el sistema sanitario japonés, y te haya podido adelantar lo que te puedes encontrar cuando necesites ayuda, aunque ojalá que no la necesites durante mucho tiempo. Eso sería lo ideal

Actualización 02/08/2022: Amadeu amablemente añade esta información a mi artículo en Twitter.

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